Hacía tiempo que
quería ver en directo a The Darkness y, por una cosa o por otra,
nunca lo había conseguido.
Así que, era hora de sacar ahorrillos y comprarse una entrada ya que la acreditación que había solicitado nunca llegó. ¡¡¡No problem!!!
Así que, era hora de sacar ahorrillos y comprarse una entrada ya que la acreditación que había solicitado nunca llegó. ¡¡¡No problem!!!
El día anterior al
concierto me enteré de que los teloneros serían Blackfoot Gypsies,
banda muy competente y a los que me hubiese encantado ver, pero, no
pude y bien que me quedé con las ganas. Lo que si os puedo decir es
que son unos tíos tremendamente simpáticos y enrollados.
Al llegar a la sala
But, unos quince minutos antes de que saltasen los cabezas de
cartel, me alegré de que la gente hubiese respondido al estar casi
lleno el recinto. Mis dudas provenían del hecho que The Darkness
habían visitado la capital otras dos veces en el último año y
creía que esto podía ser un problema a la hora de la afluencia de
publico. Afortunadamente no fue así.
Nada más saltar al
escenario se nota que la banda quiere darlo todo. Para abrir fuego
nada mejor que "Open fire" (valga la redundancia, aunque en
distinto idioma), un tema enérgico que ya pone a la gente en
situación de lo que se les viene encima.
El sonido al
principio es embarullado, de hecho hasta bien entrado el tema no se
adivina qué canción es. El problema prosiguió, aunque con menor
incidencia en alguno de los temas siguientes para ir arreglándose
posteriormente.
Enseguida tiraron
de su primer álbum, el que les encumbró en esa primera división
de grupos, con "Love is only a feeling" y "Black
Suck" e intercalada entre ellas "Southern trains",
una de los temas más pobres de su último disco.
Hasta seis temas
sonaron de su espectacular debut, "Permission to Land",
contrastando con lo poco que sonó del igualmente recomendable "One
way ticket…" del que sólo tocaron el que titula el disco. Una
pena, ya que me hubiese encantado oír temazos como “Girlfriend”,
“Is it just me”, “Dinner lady arms” o “English country
garden”.
Pero no es para
quejarse. Estos tipos tienen tantos singles potenciales que se pueden
permitir el lujo de dejar muchos de ellos en el tintero sin que el
track list se resienta.
“Buccaneers of
Hispaniola” supongo que la tocaron por el título, porque, la
verdad, es de lo más flojillo de su recién estrenado disco, sobre
todo el estribillo. Pero existe el perdón si después enganchan tres
temazos como “One way ticket...”, “Givin´ up” y uno de sus
últimos singles, la preciosa “All the pretty girls”.
A estas alturas del
concierto, y con todo sonando ya en condiciones, todos nos damos
cuenta que el grupo lo está dando todo y además se les ve contentos
por la reacción del público, que vibra en cada uno de sus temas más
populares, sobre todo con los de su disco debut, uno de los mejores
de la historia, en mi modesta opinión.
Justin, cumplió
perfectamente a la voz, a pesar de la exigencia que tiene un show de
estas características, y es que temas como “Get your hands off my
woman” requieren una capacidad vocal impresionante y llegó a él
sin problemas. También estuvo solvente con la guitarra y en su labor
de frontman definitivo con bromas incluidas, al igual que Dan, su
hermano, parte fundamental de The Darkness, más en un segundo plano,
pero igual de relevante como soporte sonoro. La base rítmica con
Frankie Poullain (¡¡qué presencia setentera destila!!) y Rufus
Taylor sonó también como una apisonadora.
Venían a
promocionar su disco y no les importa dejar en el tintero temazos
porque tienen muy claro a lo que vienen, en eso son muy clásicos.
Además, saben que los nuevos temas, salvo alguna excepción contada
tienen calidad suficiente, y, por eso se atreven a meter en el set
list las magníficas “Happiness”, “Why don´t the beautiful
cry?” y “Solid gold”, desde ya, otro de sus clásicos.
Así van mezclando
temas antiguos con menos antiguos, digámoslo así, y caen “Every
inch of you”, “Friday night” (muy celebrada por el público) o
“Growing on me” (otra de las más vitoreadas).
La banda se retira y
a los cinco minutos sale de nuevo para tocar lo que todo el mundo
estaba deseando oír, “I believe in a thing called love”, su tema
bandera y el que mayor repercusión les ha dado de todos, demostrando
una vez más que The Darkness no son ninguna broma, como más de uno
se atrevió a comentar en sus inicios, sino uno de los mejores y más
originales grupos que ha habido en esto del rock and roll y, si
hablamos de los últimos veinte años, quizás lo mejor.
He tardado en
verles, pero ha merecido la pena esperar. ¡¡¡Maravilloso!!!
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