Concierto de DeWolff (Sala Mon - Madrid - 23/02/23)

 DEWOLFF + THE GRAND EAST

Sala Mon (Madrid)

23/02/2023

Cuando me llegó la noticia de que podría entrevistar a DeWolff en directo, se me puso una sonrisa en la boca. Es una banda que he seguido desde hace más de diez años, a veces un tanto discontinuamente, lo confieso, pero que me ganaron definitivamente para la causa (aunque ya me gustaban mucho) con el disco que sacaron en la pandemia grabado en una un antiguo grabador de los 80, titulado “Tascam tapes” y que les costó dos durillos, esto en cuanto a dinero, porque en cuanto a trabajo les costó bastante más.

En fin, que a las 18:45 h. estaba como un clavo en la puerta del local, donde sólo se congregaban algunos periodistas y algunas personas buscando entradas (que, por cierto, se habían agotado, de lo cual me alegro mucho por The Mad Note Co, organizadores del concierto).



Fue una gozada poder charlar con el batería de la banda, Luca Van Der Poel, un chaval majísimo y que estuvo solícito y amable a todo cuanto le preguntábamos. Por cierto, muchas gracias a Top Artist Promotion (Lorenzo Sanz) y a Jordi Pinyol por la ayuda con la traducción de la entrevista.

Pero vamos a lo que nos ocupa en esta crónica, que no es sino el show que se marcaron DeWoff y The Grand East.

Cuando entramos en la sala ya había un llenazo hasta la bandera, por lo que no pudimos estar muy cerca del escenario. Es una alegría inmensa ver que una banda tan joven, pero con un planteamiento tan años 70 puede llenar una sala para 700 personas y, aún, que se quede gente fuera sin entrada.

A The Grand East no les conocía de nada y sólo les pudimos oír un poco de su penúltima canción y la última, en la que una base electrónica casaba perfectamente con el ritmo rockero frenético que imponía la base rítmica. Se podría decir que por la reacción del público, que les pidió a gritos un bis, que no pudieron hacer, su mini concierto convenció a la concurrencia que se quedó con ganas de más.

Al terminar el grupo supporting, y tras unos minutos de espera normales entre banda y banda, salieron a escena los tres miembros de DeWolff, con Pablo al frente con su guitarra, Luca en la batería y Robin a los omnipresentes teclados que tanta versatilidad le dan a la banda. Es curioso que se apañen tan bien sin traer a bajista.



Empezaron con dos de los temas destacados de “Love, death and in between”, su flamante nuevo disco, como son la cañera “Night train” y la setentera “Heart stoppin kinda show” con esos aires que recuerdan a los buenos tiempos de The Black Crowes.

La banda desde el principio sonó perfectamente engrasada. Se ve que el feeling en escena es magnífico y todo a pesar de que el único que está al frente es Pablo, ya que Luca y Robin están condenados a estar sentados con sus instrumentos, pero Pablo se las apaña muy bien él solito, derrochando actitud rockera.

El buen rock, el blues y el soul se adueñaban del recinto que disfrutaba de lo lindo con el show.

Una coreadísima “Sugar moon” seguía caldeando el ambiente para dar paso a la preciosa “Will o the wisp”, con la que la banda demuestra que también sabe sacarle partido a los temas menos cañeros, a pesar de no traer a las coristas que sí aparecen en su disco. Ellos se bastan y se sobran para sacar esos coros adelante entre las voces de los tres.

“Tired of loving you” de su disco de 2015 “Roux-ga-Roux” cerraba la parte más sentida del concierto, que la gente acogió de muy buen grado.

Tras este paréntesis, digamos que lento, volvieron al buen “groove” que transmiten canciones como “Double crossing man” o “Treasure city moonchild” de su disco “Wolfpack”.



Y, básicamente, todo el show fue una fiesta con un airecillo setenta que deleitó al público.

Antes del final, Pablo habló y dijo que la última vez que habían estado en Madrid tocando lo habían hecho para 500 personas y que esta vez había sido para 700, todo ello con una sonrisa en la boca, claro.

Así llegábamos al final del concierto y la gente pedía un bis, ¡¡¡y vaya si lo tuvo!!!!

Para el fin de fiesta reservaron la mayor sorpresa de su último disco, “Rosita”, un tema de 16 minutos, que es como si tuviese 3 ó 4 temas dentro y donde se funden el buen blues rock, con el soul al estilo Joe Cocker e incluso con toques de música mexicana o de feeling Las Vegas, toda una delicatessen sonora que en directo suena maravillosa con la banda enfrascándose en una jam sin final.

Y, como todo llega a su final, la fiesta terminó con una sensación de haber asistido a uno de los mejores conciertos en la capital de los últimos años.

Y lo mejor de todo, es que con lo jóvenes que son estos tres músicos, si nada se tuerce, que no parece que vaya a suceder, tenemos DeWolff para rato.

 






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