TALES FROM ROCK AND ROLL

TALES FROM ROCK N' ROLL

Conste que este artículo no es ningún alegato contra el CD con el que se ha conseguido una calidad de sonido increíble, amén de un ahorro de costes de producción fundamental para los grupos que empiezan y no tienen contrato en una discográfica.

Pero, qué queréis que os diga, todo lo que rodea a los discos de vinilo me atrae mucho más.

Esas carpetas, sobre todo las dobles, muy utilizadas para los discos en directo, con todas las fotos del grupo en escena. Ejemplos... muchos, Strangers in the night de UFO, One night at budokan del propio Schenker, Live... n the heart of the city de Whitesnake, etc.

Dobles carpetas que daban un juego tremendo, como el interior de la carpeta de Shout at the devil de Mötlëy Crüe con sus increíbles fotos de Nikki y compañía que no dejaban indiferente a nadie.

Todavía recuerdo el subidón que te proporcionaba comprar un LP, así se llamaban, long play, en su plástico y abrirlo mientras volvías a tu casa (en mi barrio, Carabanchel, no había una tienda de música decente) en el autobús o en el metro, mirando la carpeta, quién era el productor, las colaboraciones, los agradecimientos...
Todo ello te daba unos conocimientos del tema que te hacían pensar en qué persona había producido uno u otro disco. Ahora con los CD's la información la tenemos también ahí, pero, a veces, los art work tienen una letra tan pequeña que es prácticamente imposible leerlo.

Otro momento imprescindible era el de ponerlo por primera vez en el tocata. La sensación de coger el vinilo con una mano sin necesidad de tocar los surcos tenía algo.
Además, comprar un disco en aquellos años era una lotería, no sabías si te iba a gustar o no. Esto, aunque a primera vista, parezca una desventaja, tenía su encanto, ya que cuando encontrabas el disco de tus sueños parecía enteramente un logro personal.

En fin, llamadme trasnochado, integrista o, tal vez viejo, pero esa es mi experiencia.

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