Pölvora + Neon Delta – Sala Rockville (Madrid) – 19/10/25

Extraordinaria noche de rock con Pölvora y Neon Delta.


Atractivo cartel el que se presentaba en la Sala Rockville este 19 de octubre pasado. No sé si fue el domingo o lo que suele pasar hace años en Madrid, pero los que nos dimos cita allí debíamos ser entre 30 ó 40 personas. De acuerdo que era domingo, vale que jugaba a esa hora el Real Madrid, pero… ¡¡¡¡de verdad en Madrid no se pueden reunir como mínimo 100 personas para ver a dos bandazas!!!! En fin…

No pude llegar al principio de la actuación de Neon Delta, pero vi los seis últimos temas. La verdad es que no conocía a la banda y me sorprendieron muy gratamente. Nada más entrar me llevé la sorpresa de que estaban haciendo una muy buena versión de una de mis canciones favoritas, el “Man in the box” de Alice In Chains. Muy lograda la cover, recogiendo perfectamente la magia que desprende tan tremendo tema. Un gran comienzo que prometía mucho.

Y, efectivamente, el resto no desentonó en absoluto. Con una presencia escénica muy buena, la banda está perfectamente engranada y se les ve muy bien cohesionados. Interpretaron alguna otra cover que, si soy sincero, no reconocí, otros temas propios (que deben ser nuevos, porque no los encuentro por ningún lado) y terminaron con sus dos mejores temas, una gran “Huracán” y el que pasa por ser el mayor himno de la banda, la buenísima “Imparable”, que en otra época estaría muy alta en las listas. Una banda muy a tener en cuenta y muy buen comienzo para lo que se nos venía encima después.

A Pölvora ya les vi hace un par de años o tres cuando vinieron a presentar su debut “Fuego y ceniza”. La fusión de componentes de Uzzhuaïa (tres componentes suyos en la banda: Alex e Izzrael a las guitarras y Jose a la batería), 13 Millas (Rubén Lozano al bajo) y Jolly Joker (Lazy Lane a las voces) han dado como resultado un artefacto que en directo es una locomotora sin frenos.

En el anterior concierto que les vi tuvieron que echar mano de algún tema de Uzzhuaïa porque evidentemente todavía no tenían repertorio, pero eso se acabó, ya que con dos discos en el mercado ya tienen suficiente para llenar hora y media de buen rock.

El concierto empezó fuerte con uno de los singles de su fantástico nuevo disco “Volumen 11”, “Hasta que salga el sol”. Decir que no dan tregua desde el primer momento no es gratuito, es una realidad.

Pronto vendría el primer tema de su primer disco con la tremenda “Una vida sin más”, uno de sus mejores temas con los que empezaban a calentar al personal. Como curiosidad, al final de la canción Alex hizo un guiño a Ozzy Osbourne con unas notas de “Iron Man” de Black Sabbath.

Acto seguido sonó la desgarradora “En la guerra” de su nuevo disco, que, desde ya, va a ser uno de sus himnos.

La elección del set list fue muy consistente alternando el primer Lp (“Verte caer”, “Sicarios”...) con el segundo (“Dímelo” o la fantástica “La rueda”), sin decaer en ningún momento la intensidad del show.

Pasada la mitad del concierto hicieron una pequeña pausa con la preciosa “Ceniza y vino” para la que Lazy Lane sacó una acústica, en unos de los momentos más emotivos.

Ahora que repaso el set list veo que hay ligeramente más temas del primer disco que del segundo, lo cual me parece muy acertado, ya que es con el que la gente puede estar más familiarizado al acabar de salir su nuevo disco.

A estas alturas de la película ya nos habían metido a todos los asistentes en el bolsillo. La entrega y el buen hacer de todos ellos, con una conexión entre las guitarras de Alex e Izzra que se nota viene de hace años, una base rítmica demoledora con Jose y Rubén y un desgarrado Lane a la voz que, como siempre, lo dio todo.

El final del concierto fue toda una fiesta con “No hay tiempo” y “Todo al rojo”, de “Volumen 11” y “Ciudad de Lobos” de su debut.

La banda se fue del escenario durante unos minutos para regresar al mismo Izzra diciendo que le daba lo mismo que llevase desde el día anterior a las 4 y media de la mañana de viaje, que fuese domingo y que hubiese poca gente en el concierto, que todo lo hacía por el rock y por sentirse bien. Momento emotivo para todos los que estábamos allí.

Se despidieron con “Nada que hacer”, una maravilla de canción que cantamos todos los allí presentes.

En definitiva, una gran noche de rock con dos bandas dándolo todo y que, en otra década estarían llenando recintos más grandes que el de esa noche.

Volveré a verles, seguro.

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